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El "ala kachuu" (tomar y volar): rapto de la novia en Kirguistán.

El rapto de la novia, también conocido como matrimonio por secuestro, es una práctica repetida a lo largo de la historia en todo el mundo. Consiste en un hombre que secuestra a una mujer con intención de casarse con ella. Esta práctica sigue dándose en países que abarcan desde el Asia Central, el Caúcaso y zonas de África. También entre pueblos tan diversos como el gitano en Europa, los Hmong en Asia o los Tzeltal en México. Pero en la antigua república soviética de Kirguistán, esta práctica está muy extendida entre todos los niveles sociales. La mayoría acaban en boda.(81%)

A pesar de ser ilegal en Kirguistán, el rapto de la novia conocido como ala kachuu (en español "tomar y volar"), es una forma habitual y aceptada de conseguir una esposa. Según los estudios del investigador R. Kleinbach en 2004, aproximadamente la mitad de todos los matrimonios de Kirguistán incluyen el rapto de la novia. De todos estos raptos, dos tercios son no consensuados, sino que se producen por la fuerza o mediante engaños. Estos datos coinciden con otros dos estudios realizados en 1999 y 2001.


"Hicimos investigaciones sobre cuántos matrimonios se producen mediante el secuestro de la novia. Resultó que un 40 por ciento de las mujeres casadas en la ciudad fueron secuestrados, en las aldeas era más del 60 por ciento, y en algunos pueblos el porcentaje de mujeres secuestrado fue más del 80%"

Tras la decisión, el novio y sus amigos o familiares de sexo masculino secuestran a la chica escogida (antes a caballo, ahora en coche) y la llevan a la casa familiar.

En el momento del secuestro, la edad media de la chica es de 20 años y la media de edad media de los hombres de 24. Según una encuesta el 9% de los hombres secuestradores no conocían a la mujer, mientras que 22% de las mujeres dijeron que fueron secuestrados por hombres que no conocían. Un 41% de los hombres dijeron estar enamorados de la mujer frente a un 26% de mujeres que lo estaban del hombre. "Al igual que en nuestro primer estudio, vemos que aproximadamente una quinta parte de las mujeres secuestradas no conocía a los hombres que iban a casarse, y sólo una cuarta parte afirma que estaba enamorada del hombre"

  Una vez en la casa de los padres del chico, los familiares del novio intentan convencer a la mujer para que acepte el matrimonio y se coloque en la cabeza el jooluk, un pañuelo ceremonial de boda, que simboliza su aceptación del matrimonio. Probablemente intenten convencer a la mujer señalando las ventajas de la unión, como la riqueza o su granja para que vea lo que obtendría si se uniera a la familia. Igualmente, las familias suelen utilizar la fuerza o amenazar con maldecir a la mujer si decide irse. Ésta última es una buena treta en un país sumamente supersticioso. También se producen casos en los que la familia mantiene a la mujer como rehén durante varios días para debilitar su voluntad. En otros casos, la familia la dejará marchar si insiste en negarse a aceptar el matrimonio; la mujer, por ejemplo, se mantendrá desafiante y rechazará sentarse o comer como muestra de que no desea la hospitalidad. Durante este período, el novio no ve a la novia hasta que ella ha decido aceptar o, al menos, quedarse. Igualmente la familia de la mujer secuestrada tomará parte, ya sea presionando a la mujer para que acepte casarse ( si considera el matrimonio como ventajoso) o, por el contrario, urgiendo para su liberación si se oponen al matrimonio.

Pese a que esta práctica es ilegal en Kirguistán, aquellos que secuestran novias en raras ocasiones son perseguidos por la justicia. Esta reticencia a la hora de hacer cumplir la ley está causada en parte por el sistema plural de legalidad que rige el país. Muchos pueblos están regidos de hecho por consejos de ancianos y tribunales aksakal que siguen el derecho consuetudinario (la tradición) apartados del control legal del estado. Los aksakal no suelen tomar en serio el rapto de la novia y en muchas ocasiones son invitados a la boda y animan a la familia de la novia a aceptar el matrimonio.

El secuestro es independiente de la educación. Se produce entre hombres y mujeres de todos los niveles de estudios, incluyendo los universitarios.

Dos de cada tres secuestros se producen sin el consentimiento de la mujer. Cuando se produce el consentimiento de la novia, el secuestro se produce por motivos románticos para salvar normas sociales o la oposición familiar.
Un estudio realizado en 2004 en una aldea de 504 hogares, rebeló que el 80% de todos los matrimonios se había realizado mediante el secuestro, y en cualquier caso mas de 2 de cada 3 matrimonios en todos los grupos de edad. Sorprende que los porcentajes suben en los matrimonios mas jóvenes.
Se calcula que en Kirguistán cada año entre 11.500 y 16.500 mujeres son secuestradas con este propósito.  La ONG Public Foundation Open Line realizó un estudio sobre este tema en 2010 y concluyó que más del 50% de las 268 mujeres entrevistadas nunca habían visto a su secuestrador antes del rapto, y que el 81% de los secuestros terminaban en matrimonio. El 74,% de las entrevistadas declararon haber recibido presiones, incluidas amenazas y violencia, por parte del secuestrador y su familia para no escapar. El 23% de las mujeres afirmaron haber sido violadas antes de contraer matrimonio. Desde el punto de vista cultural, el estigma asociado a una mujer no casada que pasa una noche con un hombre (sea o no una violación) es demasiado grande para las víctimas del secuestro y sus padres, por lo que muchas aceptan el matrimonio como mal menor.
Boda múltiple en Kirguistán
El 13 de diciembre de 2012 el parlamento kirguís aprobó un proyecto de ley destinado a reforzar la legislación contra los secuestros de novias y a aumentar la pena máxima de cárcel para el rapto de novias de tres a siete años, y hasta un máximo de diez años si la novia raptada es menor de 17 años, que es la edad mínima legal para contraer matrimonio.